Este barranco en tiempos prehistóricos fue el más poblado de la isla, alberga uno de los yacimientos funerarios prehispánicos más importantes, ya que enterraban a sus muertos en cuevas inaccesibles. Los antiguos guanches, los primeros habitantes de Canarias, usaron más tarde estas cuevas para vivir, para almacenar comida y como lugar donde celebraban ritos de fertilidad. En el siglo XIX, después de que los habitantes de la zona comenzaran a saquear las tumbas y a vender la mayoría de los objetos arqueológicos al Museo Canario de Las Palmas, se designó el barranco como reserva natural, para protegerla de mayores destrozos.
Allí habita una de las especies de lagarto mayores del mundo, el Lagarto Canarión.
Como paraíso para senderistas aventajados, hay mucho que explorar, tanto en grupos organizados como en solitario.
La carretera continúa
hacia arriba, pasando el Centro de Interpretación Arqueológica, y podrá
disfrutar de magníficos paisajes del valle sin mucho esfuerzo físico.
Esta ruta pasa a través de dos pueblos cueva, donde se han asentado los
actuales canarios, siguiendo los pasos de los guanches, y donde se
encuentran unas pequeñas capillas, un bar y un restaurante. Al final del
camino se encuentra el Tagoror, el famoso restaurante cueva, donde el
vino local y la música folclórica le amenizarán la comida.
2 comentarios:
Preciosas fotografías y estupenda entrada que hiciste con esa onformación tan unteresante. Bicos
Gracias mi niña!!!! ya sabes un poquito de historia de mi isla
Bestsss
Publicar un comentario